Por Juan Monserrat Castillo Molina
En Reynosa, hasta el beisbol tiene tintes de política. La llegada de los Venados de Mazatlán, equipo de la Liga Mexicana de Beisbol AAA, es sin duda un lujo deportivo para una plaza que añora grandes espectáculos. Pero detrás de la cartelera presentada por el alcalde Carlos Peña Ortiz late también un mensaje: la pelota puede ser un excelente pretexto para acercarse a la gente… y, de paso, anotarse unas cuantas carreras en el marcador político.
Peña Ortiz, acompañado de Patricio García Luebbert y Saúl Soto Castro, no solo anunció juegos para el 3 y 4 de octubre en el Parque Adolfo López Mateos; también puso sobre la mesa la idea de que Reynosa puede y debe ser sede de eventos de calidad. Dicho de otro modo: “si podemos traer beisbol AAA, también podemos pensar en grande como ciudad”.
El deporte, históricamente, ha sido una vitrina de poder blando. Convoca multitudes, genera simpatías y, sobre todo, proyecta imagen. No es casual que en temporada de tensiones políticas, un alcalde apueste por regalar a las familias un respiro en forma de beisbol.
Porque al final, entre strikes y jonrones, la política también se juega en las gradas: los ciudadanos miran, aplauden… y toman nota de quién los invita al espectáculo.
En esta ocasión, Reynosa se viste de diamante. Y aunque los Venados de Mazatlán serán la atracción principal, el verdadero pitcher que busca lucirse en la loma es el propio alcalde.