Por Juan Monserrat Castillo Molina
Reynosa, Tamaulipas. La Fundación Colosio puso hoy un alto tajante a cualquier especulación rumbo al 2030: el hijo del excandidato presidencial asesinado en Lomas Taurinas no tendría cabida en una eventual candidatura por el PRI. “Porque no es priísta”, zanjó sin rodeos Ramiro Ramos Salinas, dirigente estatal de la agrupación que lleva el apellido más simbólico —y más incómodo— del priismo.
Cada 23 de marzo, los priístas acuden puntuales a dejar flores a los monumentos de Luis Donaldo Colosio Murrieta, pero fuera de las ceremonias, la distancia con Luis Donaldo Colosio Riojas, hoy senador por Movimiento Ciudadano, es absoluta. El apellido pesa, pero pesa más el pasado: para el grueso de la población, el PRI sigue cargando el estigma de ser el principal sospechoso del magnicidio de 1994. Que el hijo tomara otro rumbo político no sorprende a nadie.
En conferencia de prensa, Ramos Salinas no solo cerró la puerta al joven Colosio; también abrió la ventana a su propia aspiración política: buscará la candidatura del PRI al Gobierno de Tamaulipas rumbo al 2028, porque —dijo— “esto no es gripe”.
El dirigente aseguró que en las reuniones con bases y líderes de colonias, muchos dicen extrañar al PRI en el poder. El problema, admitió, es que ese supuesto cariño no aparece en las urnas. Para él, el voto se define por tres factores: desempeño del gobierno, organización del partido y perfil del candidato. Y se mueve por tres motores: el miedo, el coraje y la esperanza.
Justo esos resortes, señaló, fueron capitalizados con precisión por Morena, que aprovechó el descontento acumulado contra los gobiernos priístas. Ante ese golpe de realidad, el tricolor pretende ahora una “reeducación cívica” que ayude a valorar el voto y recordar —con campaña incluida— los logros del viejo régimen: escuelas, hospitales, instituciones y programas que, según Ramos, hoy están debilitados o desaparecidos.
Y aunque el nombre Colosio sigue despertando nostalgia en amplios sectores del país, el PRI no piensa convertir ese sentimiento en plataforma para el senador de MC. Ramos recordó que en elecciones pasadas el partido incluso compitió contra él en Monterrey. La relación, dijo, es cordial, pero Colosio Riojas no aceptaría afiliarse al PRI ni aunque se lo pidieran.
Más allá de simpatías o historia, el presidente de la Fundación Colosio considera que hay una herida que nunca cerró: el complejo que se sembró cuando el país señaló a Carlos Salinas de Gortari y a la cúpula del PRI como responsables del asesinato del candidato en 1994. Esa marca, concluye, es la verdadera línea que divide al partido del hijo del hombre cuyo nombre todavía estremece al priismo.
